Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://jasperjcnf813486.blognody.com/44548308/el-cabezazo-de-zidane-que-marcó-la-final-del-mundial